Salud sin Daño se enorgullece en presentar su Plan Estratégico Internacional 2024-2028, que aborda los desafíos interconectados del cambio climático y la salud, y establece el rumbo para el trabajo colectivo de nuestra red internacional.
Centraremos nuestra atención en la mitigación y la adaptación climáticas, y en la eliminación progresiva de los plásticos, a fin de garantizar que las políticas, las prácticas y la narrativa del sector salud presenten una visión unificada de una transición justa que prescinda de los combustibles fósiles para el desarrollo de personas saludables en un planeta también saludable.
Con esta nueva estrategia, para 2028 veremos al sector de la salud en todo el mundo:
- Acelerar su camino hacia la descarbonización como líder en la transición social para alejarse de los combustibles fósiles.
- Intensificar la implementación de acciones de adaptación, en particular las que se alinean con las medidas de mitigación, para desarrollar resiliencia climática.
- Denominar la crisis de los plásticos como una crisis de salud para avanzar en la descarbonización y la desintoxicación y poner fin a la contaminación plástica. Con equipos regionales en Europa, América Latina, el Sudeste Asiático y los Estados Unidos, una secretaría global y organizaciones asociadas estratégicas en todo el mundo, la poderosa red internacional de Salud sin Daño involucra al sector de la salud para promover la salud y la justicia ambiental, transformando el sector a nivel mundial para cumplir con su valor fundamental: "Primero, no hacer daño".
A pesar de tener la misión de prevenir, tratar y curar enfermedades, el sector salud a nivel mundial es responsable de casi el 5 % de las emisiones netas de gases de efecto invernadero. Si el sector de la salud fuese un país, sería el quinto emisor más grande del planeta, y el 84 % de las emisiones sanitarias pueden atribuirse a la quema de combustibles fósiles. Asimismo, el uso generalizado de plásticos desechables en el sector salud —que representan aproximadamente el 25 % de los residuos sanitarios en países como los Estados Unidos y el Reino Unido— expone a pacientes y personal a sustancias nocivas todos los días.
Afortunadamente, el sector de la salud ocupa una posición estratégica para impulsar un cambio transformador. Con su voz acreditada y significativa influencia sobre el 11 % de la economía mundial, puede incidir profundamente en la innovación en los mercados, en la formulación de políticas y en las decisiones de compra.
Según un estudio reciente, se estima que, de no mediar una rápida transición que abandone el uso de los combustibles fósiles, para finales del siglo hasta uno de cada 12 hospitales en el mundo correrá un alto riesgo de tener que cerrar en forma total o parcial debido a fenómenos meteorológicos extremos. Más del 70 % de estos hospitales pertenecen a países de ingresos bajos y medios, y los hospitales del Sudeste Asiático enfrentan el mayor riesgo de sufrir daños debido a este tipo de fenómenos. Si bien las estrategias de adaptación son necesarias para estos hospitales en alto riesgo, el estudio enfatiza la urgencia de implementar acciones de mitigación —reducir las emisiones y abandonar progresivamente los combustibles fósiles— dado que la adaptación de por sí no bastará para proteger a nuestros hospitales de la crisis climática.
Afortunadamente, estamos listos para acelerar el cambio sistémico en aquellas áreas donde los desafíos más abrumadores que enfrenta nuestro planeta se topan con nuestra fuerza como red, nuestros conocimientos compartidos y nuestra trayectoria.
Salud sin Daño desempeña un papel único como orquestador del sistema: transforma el sector de la salud no mediante la aplicación de una solución única, sino más bien mediante la movilización y coordinación de esfuerzos unificados para resolver problemas a gran escala.
“Nuestra red, nuestro poder de convocatoria global y nuestra profunda experiencia en el ámbito del clima y la salud nos diferencian de otras organizaciones. Hemos construido el andamiaje que puede ayudar al sector de la salud a liderar al resto de la economía hacia un futuro más saludable y libre de combustibles fósiles”, afirmó Gary Cohen, cofundador de Salud sin Daño.
