Salud sin Daño se movilizó en el CIN-5 por un Tratado Global de Plásticos ambicioso y centrado en la salud

Una delegación internacional de Salud sin Daño asistió a la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (CIN-5), que tuvo lugar del 25 de noviembre al 1 de diciembre en Busán, Corea del Sur.

Una delegación internacional de Salud sin Daño asistió a la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (CIN-5), que tuvo lugar del 25 de noviembre al 1 de diciembre en Busán, Corea del Sur, donde la organización hizo un llamado a tomar acciones urgentes para asegurar que la salud sea un foco central en las negociaciones para un Tratado Global sobre Plásticos (TGP). 

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Salud sin Daño se moviliza por un Tratado Global de Plásticos sin exenciones generales para el sector

La delegación de Salud sin Daño, que representó a las regiones de África, Europa, América Latina, América del Norte y el Sudeste Asiático, participó activamente tanto en las negociaciones formales como en las campañas relacionadas. La organización impulsa un Tratado Global sobre Plásticos ambicioso y justo que coloque la salud en primer plano y no exima al sector de la salud de tomar medidas.

“El sector salud desempeña un papel fundamental en el Tratado Global de Plásticos, ya que ha demostrado que se puede prestar un servicio de calidad implementando prácticas sostenibles que reducen el uso de plásticos de un solo uso. La producción y el desecho de plásticos contribuyen al cambio climático, además de liberar sustancias químicas peligrosas que impactan la salud. Necesitamos un tratado ambicioso y justo, sin exenciones generales para el sector", remarcó Jaquelina Tapia, gerenta técnica de programas de Salud sin Daño para América Latina, quien estuvo presente en Busán.

En el CIN-5, Salud sin Daño buscó demostrar que existen alternativas sostenibles que pueden reducir significativamente el impacto ambiental del sector. La implementación de estas medidas requiere una colaboración entre fabricantes, gobiernos e instituciones de salud para garantizar la seguridad de las y los pacientes. 

Además, la organización pide por un Tratado Global de Plásticos que tenga consideraciones especiales sobre el sector de la salud, pero que no lo exima de los compromisos jurídicamente vinculantes. El sector contribuye a una demanda creciente de productos plásticos, muchos de los cuales contienen aditivos, sustancias químicas preocupantes para la salud y el ambiente. 

Avances y pasos a seguir

Luego de una semana de trabajo en el marco de las negociaciones, el borrador consolidado del tratado incluyó a la salud como un artículo independiente, lo que reafirma la conexión esencial entre la salud y la sostenibilidad ambiental.

Además, en el texto se eliminaron las exenciones específicas para ciertos sectores, incluida la atención médica, lo que garantizaría que el alcance del tratado sea justo e inclusivo.

Si bien el borrador refleja pasos alentadores, sigue sin ser oficial. Una nueva reunión del comité (CIN-5.2) está confirmada para el próximo año, donde las negociaciones continuarán y donde Salud sin Daño continuará trabajando para impulsar compromisos aún más fuertes con el fin de garantizar que la salud sea central para el tratado.

Resumen del CIN-5 | Acceda el video completo

El Tratado Global sobre Plásticos

El Tratado Global sobre Plásticos, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), busca establecer un acuerdo internacional jurídicamente vinculante para abordar la contaminación plástica en todas sus etapas, desde la producción hasta la gestión de residuos. 

En este proceso, las reuniones del Comité Intergubernamental de Negociación (INC, por sus siglas en inglés) desempeñan un papel crucial, sirviendo como plataforma para que los países negocien los términos del tratado y definan objetivos concretos. Estas reuniones convocan a gobiernos, organizaciones no gubernamentales, científicos/as, representantes de la industria y comunidades afectadas, para buscar soluciones globales y coordinadas frente a la crisis del plástico.

Las sesiones del CIN son fundamentales para garantizar que el tratado aborde temas clave, como la reducción de la producción de plásticos, el diseño sostenible de productos, la transparencia de la información y la protección de ecosistemas y comunidades vulnerables, entre otros. La participación activa de todos los sectores involucrados es esencial para alcanzar un acuerdo efectivo que pueda transformarse en un hito histórico en la lucha contra la contaminación plástica global.

Salud sin Daño ha participado como organización observadora a lo largo de las diferentes rondas de negociaciones: la CIN-1 en Punta del Este (2022); CIN-2 en París (junio de 2023), la CIN-3 en Nairobi (noviembre de 2023); y la CIN-4 en Ottawa (abril de 2024). 

El sector de la salud ha demostrado que es posible brindar una atención de calidad sin descuidar los aspectos de higiene y seguridad, mientras se reducen los consumos de productos plásticos de un solo uso. En América Latina hay experiencias exitosas de eliminación, sustitución y reemplazo tanto de productos médicos como de productos no médicos plásticos que han permitido reducir la cantidad de residuos, así como generar ahorros económicos a través de la incorporación de productos reusables (con los mismos e incluso mejores resultados en la prestación del servicio).

La reducción del consumo de plásticos de un solo uso en el sector de la salud es una prioridad tanto ambiental como sanitaria. Si bien los materiales desempeñan un papel crucial en la prevención de infecciones y el mantenimiento de estándares de higiene, su uso indiscriminado genera una gran cantidad de residuos difíciles de gestionar. 

Guantes, jeringas, envases, y envolturas, entre otros productos, se emplean masivamente y suelen ser descartados después de un único uso, contribuyendo significativamente a la contaminación plástica a nivel mundial. Muchos de estos productos pueden ser reciclados, a través de adecuados sistemas de segregación y recuperación.

La acumulación de estos plásticos en vertederos y ecosistemas tiene graves consecuencias ambientales, como la liberación de microplásticos y de productos químicos tóxicos que afectan la salud humana y la biodiversidad. Además, la producción de plásticos de un solo uso en el sector de la salud, generalmente derivada de combustibles fósiles, incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero, exacerbando el cambio climático.

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